El sendero de la felicidad, del éxito y de la autorealización tiene un vehículo que nos conduce; se le llama autoestima, vocablo tan escuchado, poco comprendido y cuyo contenido es escasamente practicado.
Pareciera que está de moda, para algunos esta moda ha pasado; estamos comprometidos a emprender este viaje para experimentar el sentimiento de que somos valiosos y capaces, daremos el primer paso, que es el de conocernos tanto las virtudes como los puntos débiles y a partir de ahí empezar a reconocernos y que esto nos conduzca a la plena e incondicional autoaceptación. Aceptar las cosas que no podemos cambiar, darnos cuenta lo que sí podemos y debemos cambiar y distinguir lo posible de lo imposible.
Autoestima va más allá del vehículo, es el timón que debemos tomar para diseñar nuestra vida, convirtiéndonos en los hacedores y arquitectos de nuestro presente para proyectar nuestro futuro.
Pareciera que está de moda, para algunos esta moda ha pasado; estamos comprometidos a emprender este viaje para experimentar el sentimiento de que somos valiosos y capaces, daremos el primer paso, que es el de conocernos tanto las virtudes como los puntos débiles y a partir de ahí empezar a reconocernos y que esto nos conduzca a la plena e incondicional autoaceptación. Aceptar las cosas que no podemos cambiar, darnos cuenta lo que sí podemos y debemos cambiar y distinguir lo posible de lo imposible.
Autoestima va más allá del vehículo, es el timón que debemos tomar para diseñar nuestra vida, convirtiéndonos en los hacedores y arquitectos de nuestro presente para proyectar nuestro futuro.