Una sonrisa no cuesta nada a quién la da, enriquece a quién la recibe. Una sonrisa sincera dura un instante, su recuerdo es eterno.
La sonrisa surge de la fuente del ser, una sonrisa transforma y sana el alma. Sonríe ante la adversidad y más sonríe ante miles de motivos que tenemos a través del milagro de la vida.
Uno de los genios de la música, Beethoven, nos dió esta obra que engrandece el alma y a la humanidad misma: El himno a la alegría, el cúal te compartimos a través de un video incluido más adelante.