El pasado dejó de existir, el futuro es incierto: solo tenemos el ahora, el "solo por Hoy," para convertirnos en arquitectos de nuestra vida y con esto, ser la causa, no la consecuencia, ser el protagonista, no la víctima.
En el "solo por Hoy" ejercemos el poder de libre albedrío, decidiendo cómo nos queremos sentir e interpretando saludablemente lo que nos sucede. En el "solo por Hoy" yo puedo decidir ser poderoso, yo puedo volver a empezar, me puedo levantar otra vez, lo puedo volver a intentar nuevamente; es el eterno presente donde está la vida.